La vuelta y media que le hemos dado al Hamaiketako en las últimas semanas nos ha llevado a hacer parada y fonda en un par de sabrosos blogs con mucho en común, incluyendo el color que está en el título de ambos. Verde es la casita de Alegna y verde también el delantal de Elena. Ahi véis otra coincidiencia: dos mujeres que no son profesionales de la cocina alimentan -nunca mejor dicho- estas páginas que han ido creciendo más de lo que ellas fueron capaces de imaginar. Miles de personas siguen a diario sus recetas y tratan de llevarlas a la práctica, generalmente con éxito, porque una y otra cuentan con pelos, señales (¡y abundancia de ímágenes!) cómo enfrentarse a cada plato.
Desde que charlamos con ellas, sus blogs están en lugar destacado entre nuestros Favoritos. Os invitamos a que hagáis lo mismo. Pronto veréis cómo os atrapan dulcemente las creaciones de la portuguesa -Alegna- y la andaluza afincada en Badajoz -Elena- y no os sorprendáis si os descubrís en la cocina tratando de hacer un bizcocho con forma de sofá o unas alubias dulce-picantes al horno.
Podéis escuchar la charla con Alegna (La casita verde) aquí:
Podéis escuchar la charla con Elena (El delantal verde) aquí:
Escribo sin creer aún que sea cierto, deseando con las fuerzas que no me quedan que vuelva a ser otra de sus bromas macabras. Ya se la jugó a más de uno -qué cabrón- hace unos años, cuando le dio por publicar para celebrar sus sesenta tacos el mismo auto obituario que hoy nos ha dejado la sangre helada y esa hijaputa sensación de vacío pegada como una lapa en todo el medio del alma.
No pienso extenderme en loas porque, aunque tenía su ego, no le gustaban nada. Diré sólo que era el puñetero amo (ya lo dejé por escrito) y, si me pongo egoísta, que sé que me quería bien y no perdió la oportunidad de decírmelo muchas veces. Me decía: "Javi, vas por el mismo camino que yo y eso no es bueno". Joder, qué duro es esto. No puedo escribir más. Sólo quería gritar que me duele mucho haber perdido a Javier Ortiz, un tipo que era... poco más o menos como podéis comprobar en la entrevista que le hicimos hace cuatro años y medio en MQP, el programa en el que, nos consta, más a gusto se sentía.
La charla está fechada el 17 de noviembre de 2004 y la encargada de hacerle el perfil fue Susana Martín, una de las primeras personas que me ha llamado esta mañana. También me ha mandado un emocionado mensaje Loreto Larumbe, que sacó la fotografía de Javier que ilustra este apunte en un programa especial que hicimos desde las torres de Isozaki de Bilbao en abril de 2007. Va por tí, Ortiz:
[NOTA: Si no puedes escucharlo con el reproductor, prueba a hacerlo a través de este enlace. Puedes descargarlo con el botón derecho del ratón en la opción "Guardar destino como"]
Os agradecemos enormemente vuestros cariñosos mensajes. Nos gustaría que también se los hiciérais llegar a su familia a través de la página de Javier.
Se le alargó el concierto de la noche anterior y nos llegó casi a galope, subiendo las interminables escaleras mecánicas de nuestra sede de tres en tres, pero llegó a tiempo. Y, como prometió, no venía solo. Andrzej Olejnizcak traía bajo el brazo uno de sus mejores amigos: su saxofón, que quiso hacerse presente al empezar y al terminar la charla. La pieza de arranque sonó contenida, pero la de despedida fue decididamente alegre. Él dice que su instrumento es el portavoz de sus estados de ánimo y al escucharlo supimos que se iba contento tras la conversación. Me habéis alegrado el día, nos dijo el polaco ya casi vasco con una sonrisa talla XXL tras escuchar en el perfil de Edurne a Alberto Urretxo y Juan Carlos Pérez, que no ahorraron palabras de elogio y sincero cariño. Sus notas quedaron flotando en nuestro estudio y nos acompañaron durante el resto del programa.
Puedes escuchar la charla con Andrzej Olejnizcak aquí:
Cuando despedí el programa del domingo 8 de febrero de 2009, no imaginaba ni por lo más remoto que el verso No me dejes dormir, no me des paz con que cerramos la hora dedicada a Julio Cortázar se me iba a cumplir como una profecía funesta. Como un Pulgarcito tratando de desandar el camino en que se ha perdido siguiendo las migas de pan, me aplico en volver al punto de partida buscando, en este caso, las señales que he ido marcando en el aire. Casi todas se han borrado, pero para mi esperanza, o tal vez para que no tenga la tentación de pensar como Kavafis (¡otra vez lo cito!) que fue un sueño, se conserva intacto el puñado de minutos con que quisimos no sólo reivindicar a Julio sino proclamar que seguía vivo.
Secundada por todo el equipo de MQP, Edurne Mendia recorrió durante la semana anterior su propia Rayuela (Infierno, purgatorio, paraíso) y nos regaló una hora de radio que yo sé que quedará para siempre en su zurrón personal y profesional. Lo hizo -lo hicimos- porque nosotros también queremos tanto a Julio...
Escucha la Hora Temática dedicada a Julio Cortázar aquí:
Hoy que vuelve a ser 25 de abril rescatamos del joyero sonoro la hora que dedicamos hace cinco años a la que dicen que será ya para siempre la última revolución romántica, de la que entonces se cumplían tres décadas redondas. ¿Por qué me he emocionado de nuevo al escuchar cualquiera de las mil versiones de Grandola vila morena que sonaron aquella mañana de domingo? Por muchas cosas, seguramente. Para empezar, por lo que supone para mi esa fecha: mi sueño imposible es que la revolución arranque con una canción que ponga yo en la radio. Pero no sólo es eso. En las lágrimas que han acabado brotando de mis ojos había algo más. Estaba el recuerdo de un tiempo que sé definitivamente perdido, cuando mi corazón y mi cabeza no tenían que pelearse para ordenar a mis pies que se dirigieran al lugar del mundo donde era más feliz.
Freno ahí. Sólo quiero compartir con vosotros uno de esos trabajos hechos con toda el alma que excepcionalmente salen de un modo muy parecido a como fueron soñados. Además de a Dani Álvarez en tareas de doblador, escucharéis la voz de Vasco Lourenço -el cerebro de la revolución de los claveles-, la de la increible María de Medeiros -que la retrató en Capitanes de abril-, la del que fuera corresponsal de TVE en Lisboa por aquellos días Diego Carcedo y la del fotógrafo Víctor Valente, que se tiró a la calle con su cámara para que quedara constancia gráfica. Ya estaba con nostros Jabier Muguruza, que nos hablaba de la importancia de algunas canciones. Hacedme el favor de disfrutar.
Escucha aquí la primera parte del Especial 30 años de la Revolución de los claveles:
Escucha aquí la segunda parte del Especial 30 años de la Revolución de los claveles:
Quisieron hacer de ella lo que no era, y se negó. Seguramente lo pagó caro, pero hoy, con el brillo de la mirada reconquistado y la sonrisa en su punto exacto de dulzura, Amaia Zubiria puede decir lo que Edith Piaf:No me arrepiento. ¿Cuántas veces le ha tocado cambiarse de casa? ¿Cuántas veces ha empezado de nuevo? ¿Cuántas cicatrices surcan su alma? Respuesta única para todas esas preguntas: muchísimas, seguro que más de las que hubiera querido. Pero lo vivido, vivido está, y hoy Amaia está mejor que nunca, dispuesta para enfrentarse a lo que sea... incluida ella misma. Fue un placer tenerla de nuevo a unos centímetros y comprobar que por los amigos es capaz, incluso, de conducir ciento y pico kilómetros de ida y vuelta ¡¡¡sin el retrovisor izquierdo!!!
¿Un rejoneador en Más Que Palabras? Incluso a nosotros nos habría costado creerlo, si no fuera porque jugábamos con la ventaja de haber charlado con Pablo Hermoso de Mendoza en otras ocasiones. Sabíamos, por tanto, que el estellés acabaría metiéndose en el bolsillo a un público que, en buena parte, le aguardaba de uñas o, como poco, con recelo. Quienes esperaban el manido alegato a favor de la muerte sangrienta se rindieron ante un torero que reivindica el arte muy por encima de la casquería. "Algún día esta fiesta tendrá que evolucionar", nos dijo, después de confesar que comprendía perfectamente a los antitaurinos. Más de uno de ellos nos llamó tras la conversación -a lomos de su caballo Pirata, por cierto- para decirnos ¡Olé!
Escucha la charla con Pablo Hermoso de Mendoza aquí:
La recuerdo en el backstage de los Ondas. Un puñado de divos miraban el reloj con impaciente fastidio y, furtivamente, también a las otras estrellas para medir quién brillaba más. Gemma Nierga, extraordinariamente humana, recibía el cariño y el abrigo (sentí envidia) de su equipo. Dos colegas de Radio 3 disimulaban la misma sensación de formar parte del atrezzo que me invadía a mi. Ajena a todo, una mujer delgadísima con un pañuelo en la cabeza acariciaba unos bongos, sacando de ellos un leve sonido. Tac, tac, tac, tac. Pudieron ser tres cuartos de hora así. Cuando una de las apuradísimas azafatas se acercó a disculparse por el retraso, LaMari simplemente sonrió y dijo: Tranquila, no tengo prisa. Estoy bien aquí. Y estoy seguro de que era verdad.
Unos años antes ya me había hechizado con su cercanía sin maquillaje en una entrevista cara a cara que -vaya usted a saber por qué- no guardé en mi archivo. El pasado sábado volvimos a charlar con ella y, aunque esta vez fue por teléfono, noté de nuevo su magnetismo. Cuentan las crónicas que el concierto de la noche anterior en Donostia no fue el mejor de su vida. Probablemente ocurrió lo mismo con el que, horas después, dio en Bilbao. No me importa. Ni siquiera me enloquece su música. Es ella, su sencillez a prueba del petardeo que acompaña al éxito, su determinación por hacer su propio camino, lo que de verdad admiro.
Veintiún minutos son un suspiro. ¡Teníamos tantas cosas de las que hablar con Paco Etxeberria Gabilondo...! Además, cada una de sus respuestas nos sugería otras diez o quince preguntas. Pero el reloj avanzaba. Sonaron las señales de las diez y media. Hicimos como que no las escuchamos, pero finalmente tuvimos que tirar la toalla y ponerle puntos suspensivos a la charla.
Continuará. Bien lo sabemos. Cualquier día volveremos a pedirle que nos hable del hilo que separa la vida de la muerte, de la asombrosa capacidad del ser humano para hacer daño y de la no menos asombrosa de soportar el dolor, de la imperiosa pulsión que tenemos a castigarnos y, más aún, a castigar a los demás.
Escucha aquí la charla con Paco Etxeberria Gabilondo:
Nos gusta saber que estás ahí, pero comprendemos que tengas que hacer cosas más estimulantes que escucharnos e, incluso, que nos seas infiel con otras ondas. Puede ser, simplemente, que ni siquiera nos conozcas. No importa. En esta página que por algo hemos llamado Selecciones MQP iremos dejando lo que creemos que no se puede perder en el aire. Siéntete libre para venir cuando y como quieras, aquí o a nuestra página oficial. Y si echas algo en falta, no dudes en escribirnos. Queremos notar que tú también formas parte de Más Que Palabras.
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