Unos años antes ya me había hechizado con su cercanía sin maquillaje en una entrevista cara a cara que -vaya usted a saber por qué- no guardé en mi archivo. El pasado sábado volvimos a charlar con ella y, aunque esta vez fue por teléfono, noté de nuevo su magnetismo. Cuentan las crónicas que el concierto de la noche anterior en Donostia no fue el mejor de su vida. Probablemente ocurrió lo mismo con el que, horas después, dio en Bilbao. No me importa. Ni siquiera me enloquece su música. Es ella, su sencillez a prueba del petardeo que acompaña al éxito, su determinación por hacer su propio camino, lo que de verdad admiro.
Escucha la charla con LaMari aquí:
Enterrados en una nave industrial
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¿Se han preguntado ustedes cómo sería vivir dentro de una máquina
industrial? El pasado domingo la donostiarra sala Dabadaba nos ofreció una
posibilidad ...
Hace 2 días
3 comentarios:
Luz y no brillo... os deseo lo mejor. Y lo mejor siempre está en la apertura y el encuentro. Mi abrazo a este nuevo espacio que espero se ensanche, así, poquito a poco.
Eeeeey!!!! Buena idea este blog. Me alegro de haberos encontrado.
Pues así, como si nada, como el olor de los tilos ( imprescindibles ahora).
A gustito aquí.
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