Disimulaban su extrema juventud con notables pelambreras ajenas al peine, barbas tan pobladas como descuidadas o, como Miguel Ángel López, generosos bigotes. Apenas horneados vuelta y vuelta en la Escuela de Magisterio, entraron al abordaje en las tarimas donde aún resistían los maestros de traje gris que, con Franco ya fiambre desde hacía un buen rato, se empeñaban en hacernos cantar el himno español en la versión de Pemán. Recuerdo haber visto con nueve o diez años cómo dos de los más temperamentales de uno y otro bando llegaron a atizarse con ganas en el pasillo y, tras recoger las respectivas gafas rotas del suelo, se encaminaron a dar la clase correspondiente. Algo estaba cambiando, aunque desde los pupitres no acabábamos de comprender qué.
Poco a poco fueron imponiendo no sé si su mayoría numérica o su empuje. Las bofetadas en el aula se convirtieron en excepción y, no sin esfuerzo, fuimos capaces de apearnos del Don y de tutearlos, como nos pedían reiteradamente. Las raíces cuadradas, los sujetos y predicados, el descubrimiento de América o los afluentes del Ebro pasaron a segundo plano frente a otras enseñanzas más importantes: cualquier decisión que nos afecte a todos hay que someterla a votación, nos decía José María Viteri -Jovi-, el profe que reescribió mi destino junto a Martzel, Rossma, Mari Ángeles, Esiderio o el propio Miguel Ángel, que treinta años después no ha entregado la cuchara. Me emocionó verlo -ahora sin bigote y con el pelo blanco- contagiando su entusiasmo a las periodistas alevines que me entrevistaron hace unas semanas para la revista del colegio Ignacio Aldecoa, que aunque es el más joven de Astrabudua, ya ha cumplido un cuarto de siglo. La celebración ha servido para que todo el barrio recupere su memoria escolar desde los años años treinta... y para que yo pague una mínima parte de la deuda contraída con todos los héroes de la tiza que, cambiando la vida de muchos de los que pasamos por sus aulas, cambiaron también un poco el mundo... y lo siguen haciendo.
Escucha aquí la entrevista al profe Miguel Ángel del colegio Ignacio Aldecoa:
También puedes descargarla (botón derecho; opción "guardar destino como" u opción similar, según cada navegador) a través de este enlace.
9 comentarios:
Como aludido me veo en la “obligación” de responder. En primer lugar agradecerte las palabras de ánimo y de reconocimiento. Desgraciadamente no es lo que estamos acostumbrados a oír, leer y ver sobre los maestros en los medios de comunicación.
En segundo lugar, creo que recordar aquellos años de las postrimerías del franquismo es recordar el viejo enfrentamiento tan bien retratado por Machado y los de su generación, que se volvió a vivir sobre esta piel de toro en los finales de los setenta. Creo que el verdadero protagonismo fue de todo un colectivo de ciudadanos de todas las edades que anhelábamos el cambio en un momento histórico muy rico en lo cultural, en lo social y en lo político en todo el mundo.
Si nos ceñimos a nuestra experiencia común de Astrabudua, no podemos entender el cambio dentro de la escuela sin citar a un movimiento vecinal extraordinario en un barrio, Astrabudua, donde las infraestructuras más básicas brillaban por su ausencia, donde la contaminación atmosférica asfixiaba a miles de ciudadanos y donde la represión policial había acabado con la vida de Josu Murueta y Antón Fernández en 1969…
Por otra parte, es necesario recordar el colectivo de padres agrupados en una asociación de padres de alumnos, semiclandestina en sus comienzos, que creyó en el cambio y luchó hasta el final por conseguirlo.
Además, un sector del profesorado que no podíamos quedar insensibles y apáticos ante el empuje social y renovador que demandaba la sociedad.
Finalmente vosotros, los alumnos de la época, muy jóvenes pero terriblemente convencidos y dispuestos a colaborar. Vosotros, en realidad fuisteis nuestro mejor soporte e impulso para trabajar por la renovación pedagógica y el cambio social. Nuestro trabajo hubiera caído en saco roto si vosotros, día a día, no nos hubierais ido transmitiendo, la ilusión que nosotros necesitábamos para continuar.
¡Qué alegría leerte, Miguel Ángel!
Creo que es exactamente como lo cuentas. Nadie sabía hacia dónde se iba, pero todo tenían claro que había que superar ese momento de una vez por todas.
Me encanta que cites la Asociación de Padres semiclandestina, en la que se dejó media vida mi padre. Creo que hoy sería un ejemplo que deberíamos seguir, pues en ella trabajaban entonces codo con codo gente de un abanico ideológico que iba desde Alianza Popular a Herri Batasuna. Incluso, en la primerísima época había un par de viejos militantes falangistas. ¡Y se llevaban todos estupendamente! A mi me maravillaba ver cómo en las rondas de potes que hacían por el barrio podían ir del batzoki a la casa del pueblo, y de ahí al bar del PCE, para terminar en la Herriko. ¡¡Qué tiempos!!
Y tú, ahí sigues... junto a otros "héroes de la tiza" como los que tuve oportunidad de conocer el día que volví al cole para la entrañable entrevista. Dales un abrazo muy fuerte a tus compañeros... y un beso a Chelo, de la que guardo un grandísimo recuerdo también.
Perdón, pero os olvidáis del club Parroquial San Lorenzo, con su " presidente ", J. Guillermo Azkorra al frente, y el clero de tapadera.
Sí señor, Javi. Muy procedente el recuerdo. Ya me acuerdo yo, de niño, viendo cómo los mayores iban al "club". Qué tiempos...
Pues entre esos mayores andaba yo.
" El rubio de Elorrieta "
!! Años aquellos !!
ayer terminamos las clases, y como cada año me vienen a la cabeza las mismas preguntas: con qué se habrán ido mis alumnos, habrán aprendido cosas útiles, guardarán un buen recuerdo de estos meses al cabo de los años...
Yo guardo tanto cariño a algunos de mis docentes, y los recuerdo con tanta admiración. Algún día me gustaría que mis alumnos me recordaran igual.
Pero qué difícil...
Hola a tod@s...Los recuerdos son un vagaje de la vida que nos acompañan siempre. Y los míos,mis años en Astrabudua,forman una parte esencial.Esos años son imborrables.Como maestro en las escuelas de Alberto Palacios y como vecino.Fueron tiempos en los que tuvimos que mostrar la medida de nuestro compromiso.Con la educación (pública,de calidad,comprometida...me acuerdo lomucho que tuvimos que luchar para que los padres y las madres tuviesen un papel fundamental en la escuela -después vinieron los Consejos Escolares y la representación de los padres y madres-,pero hasta entonces tuvimos que pelear para que estuviesen representados de alguna forma). Pero también con elpueblo de Astrabudua. Sí, la parroquia era un punto de encuentro para las reivindicaciones más elementales: tener un consultorio médico,que nos "matase" poco a poco el gas que vertía las chimeneas de nuestro barrio,mejores accesos al pueblo...Me acuerdo de algunas asambleas importantes en la iglesia...También punto de encuentro para la juventud. Los clubs sociales, también el CASYR (Club Astrabudua Social y Recreativo) ¿Os acordáis?. Estaba en los sótanos de la casa parroquial. Yo formépar te de él.A veces,cuandovuelvo por Astrabudua (estoy en Móstoles-Madrid), seguro que much@s me conocéis,aunque yo noos recuerde a tod@s (érais un@s niñ@s)...Gracias Javi (Vizcaino,como te llamábamos), por tus recuerdos, esas alusiones a nuestra forma de enseñar ser docentes son verdadera "vitamina" para seguir adelante y saber que lo que estoy haciendo vale lapena).
Agur...
Martzel
¡Martzel! ¡Qué gradísimos recuerdos me has traído tú también! Como le dije a Miguel Ángel, millones de gracias por haberos cruzado en mi camino. Un abrazo lleno de nostalgia. Javi V.
HOLA soy mari luz muñoz no se si.....os acordareis de mi....yo en sexto participe en el equipo de boleibol, no se que año era...ahora cumplo 45 años....por si os sirve de referencia...
Yo, siempre que paso por alli, se me encoge el corazon....fui bibliotecaria tambien......y tengo un recuerdo especial del conserje y de su familia.... de los profes, miguel angel, martzel -de su brazo roto...jajjjajjaja
en fin, de los mejores momentos de mi vida, los pase en alberto palacios, mi primera salida a pintar a la calle, fuimos a pintar rontegui, mi primer premio de pintura fue un caserio.....
recuerdo, el patio, el cara al sol, la represion, las caras de los profes, las carreras mias......jajjajjaja
era la mejor, para que no me pillaran el bocadillo o bollo del recreo.......jajajj nunca me pillaron y eso que me cacheaban y todo pero en el water me lo comia a escondidas......
mi vida alli fue corriendo y saliendo por la puerta de la valla rota para que los matones no me pegaran, ahora se llama acoso moral, pero yo no sabia como se llamaba........jajjaajaj
bueno........el gimnasio era la bomba........jajajajja hacia un frio de tres pares de narices......practicabamos voleibol....
y la confirmacion, gracias a los profes martzel y el de estadistica que nos ayudaron muchisimo......y que nunca volvi a ver jamas.....
tenia yo 17 años por entonces.....
luego he vuelto esporadicamente pero ya se pierde todo......estoy super orgullosa de ser de ASTRABUDUA..........y haber estudiado en ALBERTO PALACIOS......es lo mejor que me ha pasado en la vida.....
siento llegar tarde, pero al menos llegue.....un abrazo muy fuerte a todos.......gracias
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